Regional 3 – Navia 0
Victoria contundente de los locales que corta la sangría de puntos perdidos de las últimas semanas dejando aún las espadas en todo lo alto para lo que resta por venir.
Regresaba de nuevo el Grujoan al Luis Oliver para disputar su jornada liguera como local, después de tres partidos sin conocer la victoria y en los que había dilapidado gran parte de las opciones existentes de lograr un puesto de privilegio al final de la temporada regular. El rival sería el Navia, un conjunto que venía con una buena trayectoria consiguiendo algunos buenos resultados frente a equipos punteros de la competición. No estaría el Guru por la labor de dejar nada al azar en esta ocasión, y reforzado por la participación de dos jugadores pertenecientes al Liga Nacional Juvenil, cuyo concurso sería más que notable, saldría en estampida con la firme intención de desnivelar el marcador por la vía rápida. Sin embargo, no sería el día de los locales en lo que a efectividad cara a gol se refiere, y las oportunidades se irían sucediendo una tras otra sin que los verdiblancos lograran el ansiado gol que les permitiera afrontar el resto del encuentro desde una posición más favorable.
Los hombres más dotados para el juego entre líneas de los locales causarían estragos entre las filas naviegas con sus internadas indefendibles, y así el mágico Ángel regalaría un balón en posición inmejorable al siempre activo A. Ruiz, que con todo a favor estrelló su potente disparo en el cancerbero rival, que más que detenerlo, se lo encontró. El joven Christopher, que goza de un envidiable estado de forma en estos momentos, supondría un incordio constante para la zaga visitante con su talento y su movilidad, y suyas serían algunas de las conducciones más fulgurantes de la primera mitad, siempre finalizadas con un envío en ventaja a un compañero, mientras que el reaparecido Mayo, después de su ausencia en el encuentro frente al líder de la semana anterior, camparía a sus anchas sobre el verde filtrando precisos envíos una y otra vez, siempre con sentido pero que lamentablemente no acabarían traduciéndose en goles, unas veces por la escasa fortuna de los rematadores, otras por señalarse posición antirreglamentaria de los receptores, y en otras por la inspirada actuación del portero visitante. Así se irían sucediendo las ocasiones, en las botas del desatado A. Ruiz, del desequilibrante Miguelín, y destacando especialmente un brutal remate de cabeza a la salida de un córner del imperial Domínguez que obligó al arquero naviego a lucirse, sin que el Grujoan consiguiera inaugurar la contienda.
A pesar de la mala fortuna, el gol parecía cuestión de tiempo y los verdiblancos no perdieron la paciencia ni la compostura en ningún momento, no permitiendo que el Navia gozara de oportunidades al contragolpe, más allá de algunas acciones a balón parado que los locales consiguieron abortar sin consecuencias. En esa solvencia tuvo mucho que ver la aportación de un liberado Manu, mucho más cómodo en su zona de influencia, que como resulta habitual barrió sin contemplaciones la zona ancha sin permitir ningún desbarajuste defensivo. También resulta destacable el concurso de los dos juveniles, tanto del elegante y consistente Adrián, con su jerarquía defensiva y su aseada salida de balón, como de su eléctrico tocayo Adri, que hizo recordar al respetable en varios momentos las imponentes cabalgadas por banda izquierda del ausente Álvaro. El sólido Luis, por su parte, continuó con su línea ascendente de las últimas semanas, progresando poco a poco en un lateral de mucho nivel, aunando su incuestionable calidad a una trabajada firmeza en tareas defensivas, pero con la mala fortuna de sufrir una lesión en su tobillo que le obligó a ser sustituido, siendo reemplazado en su posición por un comprometido Dani Serrano, que no dudó en ponerse el mono de trabajo para ayudar a su equipo, cuajando una notable actuación en una posición desconocida para él.
No se producirían cambios en el luminoso durante la primera mitad y se llegaría al intermedio con el empate sin goles que a todas luces se antojaba injusto, pero que el Grujoan debía romper obligatoriamente en la segunda parte. No se modificaría mucho el guión establecido en el primer período, si acaso el asedio local sería incluso más acusado, dando la sensación de que el partido se haría irremediablemente largo a los naviegos. La sociedad Christopher – Mayo funcionó como nunca, llevando a cabo algunas de las combinaciones más bonitas de la temporada y volviendo locos a sus defensores, pero el tiempo continuaba corriendo y las ocasiones no se materializaban. Tanto iba el cántaro a la fuente que por fuerza tenía que acabar por romperse, y así ocurrió finalmente en un envío del clarividente Mayo en el que A. Ruiz aprovechó su fortaleza en esa acción tan característica de él donde se planta en el suelo mientras su oponente choca y sale rebotado, recogiendo el esférico en carrera el joven Christopher, que pisó área y levantó la cabeza con esa tranquilidad que sólo tienen los grandes y donde al común de los mortales se le hace de noche, asistiendo perfectamente para que el enrabietado A. Ruiz, esta vez sí, definiera con su diestra en área pequeña impartiendo justicia en el marcador, en una jugada que rememoró aquella del encuentro de ida en Navia con iguales protagonistas, allí donde empezó todo.
Ya con la tranquilidad de verse por delante en el electrónico, el conjunto ovetense siguió maniatando sin piedad a su rival en busca de la sentencia, siendo de nuevo otro pase del, hoy sin paliativos, caudillo del Grujoan, el motivado Mayo, el que habilitaría de nuevo al omnipresente A. Ruiz en buena posición, que ejecutaría una vaselina que se toparía con el poste, pero cuyo rebote él mismo recogería para asistir al hambriento Miguelín, el cual no perdonaría y anotaría el segundo de los locales para poner tierra de por medio en el resultado. El Grujoan dominaría la posesión del juego con claridad, ayudado también por el oxígeno otorgado por las sustituciones en el centro del campo, donde el estilista I. Ania y el metódico Prieto aportarían su mesura en el control del esférico. Aún así, sería fundamental la actuación del concentrado Robledo bajo palos, ya que, a pesar de no tener un día muy ajetreado en líneas generales, se mostró decisivo en una parada de puros reflejos a la salida de un saque de esquina visitante que ya se colaba y que podría haber teñido de incertidumbre los últimos minutos.
Pondría la definitiva sentencia en el luminoso el vertiginoso Miguelín, que firmaría su doblete particular en un slalom imparable en el que sorteó con sus quiebros indescriptibles a toda la línea defensiva rival, recordando de nuevo a aquella jugada del puñal Álvaro hace unos meses en Navia, sí, allí donde empezó todo, pero siendo en esta ocasión finalizada con clase a puerta vacía tras driblar sin remisión al cancerbero visitante.
Victoria contundente del Grujoan que retoma la senda de la victoria después de unas semanas complicadas donde se ha complicado seriamente sus aspiraciones en la tabla. A destacar el esfuerzo de todos los que participaron, cuya actitud fue intachable mostrando su amplia superioridad en el terreno de juego y abordando siempre las situaciones con hambre y buena actitud, sin doblegarse ante las adversidades. Conviene reseñar también la participación de los dos juveniles, que firmaron una excelente actuación y demostraron estar sobradamente preparados para estas lides, como por otra parte debe ser en un club de base como es el C.D. Grujoan. La próxima jornada los ovetenses tienen una auténtica final en el largo desplazamiento a Boal, donde tras los últimos resultados adversos tienen una nueva oportunidad, quizá la última, de engancharse realmente a los puestos cabeceros en una competición que poco a poco se va consumiendo. No será una empresa fácil por muchos motivos, pero este equipo demostró este fin de semana que está preparado para eso y para más, pero también queda marcado el camino irrenunciable para lograrlo, que pasa por ser un auténtico equipo dentro y fuera del campo.