Regional 1 – Celtic de Puerto 2
Partido épico en el Luis Oliver, donde los locales se toparon con la cara más amarga del fútbol y no pudieron puntuar en un choque con tintes heroicos en algunos casos, que debe colmar de orgullo los corazones de los jóvenes gladiadores del Grujoan.
Tarde soleada y fría en el templo del fútbol ovetense, tarde invernal cuyo desenlace estuvo marcado literalmente por sangre y lágrimas que deja a los locales tocados, pero nunca hundidos. Se jugaba mucho el Guru en este choque, recibiendo al líder destacado de la categoría, que tan sólo había perdido un partido en toda la competición, precisamente contra el joven cuadro verdiblanco en el encuentro de ida. Algunos jugadores arriesgaron literalmente su físico mermado para disputar este choque, ante las bajas importantes que arrastraba el Grujoan, y desde luego que su sacrificio no pasará inadvertido. Comenzó muy serio el conjunto local, maniatando perfectamente la salida de balón del Celtic desde atrás, y no concediendo ocasiones reseñables en su portería, que los visitantes sólo lograron inquietar con su poderoso juego aéreo a balón parado. Un heroico Domínguez se erigía en el auténtico amo de la zaga local, y a pesar de sus problemas físicos, se mostraba totalmente inexpugnable tanto en el juego aéreo como en el subterráneo. Si bien el Guru llevaba la iniciativa del juego, tampoco tuvo excesivas ocasiones francas para perforar el arco contrario, aunque el revoltoso Christopher y el pletórico Pantiga crearon varias combinaciones entre líneas con acercamientos peligrosos a los que siempre faltaba un mísero centímetro para que el paciente A. Ruiz y el infatigable Álvaro pudieran rematar con comodidad. Se llegaba con el empate a cero en el luminoso al tiempo intermedio con muy buenas sensaciones para el Guru, que parecía que de continuar madurando el encuentro al final obtendría el ansiado premio a su seriedad.
Sorprendió el técnico visitante a la salida del túnel de vestuarios con una modificación en su sistema que parecía contrarrestar momentáneamente el estilo de juego de los locales. Estuvo rápido el míster de los verdiblancos para modificar a su vez el dibujo y equilibrar de nuevo las fuerzas sobre el tapete. Los minutos fueron transcurriendo y los nervios comenzaron a aflorar, como era de esperar. El Celtic era consciente de que los tres puntos prácticamente significaban su billete al ascenso directo, y el Guru por su parte no ignoraba que la victoria se antojaba trascendental para engancharse a los puestos de play-off. Sin ser un partido ni mucho menos violento, las viejas tácticas del fútbol, tan antiguas y legítimas como el mismo esférico, comenzaron a cebarse con el joven Christopher, que en un alarde de madurez y valentía, no cedió a los intentos de intimidación sobre su juego, y a sus 19 años continuó pidiendo el balón una y otra vez, encarando a su par y disputando cada lance del partido, sin que, eso sí, el colegiado pareciera querer darse por enterado de quién quería jugar y quién quería destruir. No es sencillo en esta categoría que en ocasiones te respeten cuando no tienes una barba frondosa o cuando tienes cara de adolescente, pero el talento no se entrena, se nace con él, mientras que la madurez se adquiere; el joven Christopher dio este domingo un paso adelante en su progresión que le ayudará a ser mejor futbolista de lo que ya es, y sin duda le quedan muchas tardes para rendir honores a esta camiseta.
Fue entonces, en una jugada desafortunada, cuando el Celtic, que ya había avisado en un remate de cabeza que despejó a córner un providencial Edu, se plantó en un mano a mano delante de la portería local, que no perdonó, subiendo el 0-1 al marcador y echando por tierra el esfuerzo realizado hasta el momento por parte del Grujoan. El Celtic se empezó a sentir cómodo con el resultado y demostró sin lugar a dudas la solidez que le caracteriza, pero apareció entonces, con mayor energía si cabe, el factor Pantiga, que causaba estragos conduciendo entre líneas, y en una internada por banda derecha colgó un balón templado que el inconmensurable Alex cabeceó con suspense a la red. Gran reacción de los locales, sobreponiéndose a los elementos, que lo celebraron con rabia y como una piña, cuando aún quedaba tiempo para luchar por los tres puntos. El Celtic sintió entonces el vértigo en el cuerpo cuando los locales tocaron a rebato y pusieron en el terreno cada gramo de energía y de ilusión que les quedaba en el cuerpo. El factor Pantiga seguía haciendo de las suyas, y parecía que nadie era capaz de pararlo; el estilista del pico y la pala, I.Ania, se hacía con el control de la zona ancha; el gladiador Javi, que minutos antes había sufrido un golpe fortuito en la cabeza que le había dejado desorientado, sacaba fuerzas de donde no las había para accionar los muelles que tiene en sus piernas y llevarse cada disputa en la que intervenía; el sacrificado Manu, con su trabajo incansable siempre oscuro, cerraba cualquier línea de pase rival; el consistente Sergio cumplía su rol y con disciplina e inteligencia táctica perseguía a su par cada instante impidiéndole que pudiera jugar cómodo; el espoleado Alex, totalmente on-fire, parecía haber crecido 10 centímetros de estatura y se mostraba inabordable en el cruce y el juego aéreo; y un épico Domínguez, ya totalmente cojo, aguantaba en pie por puro coraje y fuerza de voluntad, contagiando a todos sus compañeros. Parecía que el tanto local estaba al caer en cualquier momento, y entonces, en un saque de esquina perfectamente ejecutado por el Celtic, la cara más amarga del fútbol golpeó con dureza al Grujoan, con un gol que significaba el 1-2 y parecía sentenciar el partido.
Pero ni por esas el Guru se vino abajo, cuando hace un tiempo el tremendo jarro de agua fría habría hecho que los locales entregasen la cuchara definitivamente. Hasta el final siguieron intentando transformar el tanto del empate que al menos hubiera significado una dosis de optimismo para sus aspiraciones. Se produjo el debut del peleón y aguerrido Moha, que pese a su juventud, aún en edad juvenil, no dudó en pelear con contundencia cada balón dividido poniendo en serios apuros a la zaga visitante. Y fue entonces, ya con el partido agonizando, cuando el propio Moha luchó un balón aéreo en la frontal del área del Celtic, sufrió una falta flagrante, y el esférico suelto quedó a los pies de Pantiga, que con calidad picó por encima del arquero visitante y ponía las tablas en el marcador. Pero el trencilla decidió erigirse en protagonista del partido y del resultado, y señalizó la falta anterior sobre Moha, anulando el tanto de los verdiblancos, pitando para más inri cuando ya Pantiga golpeaba el balón perdido, en un error inadmisible y de dudosa explicación, que ponía el peor broche posible a un encuentro de muchos quilates que no merecía terminar así. Y aún en el saque de la falta pudo marcar Ángel, el asesino con cara de niño, que colocó un balón teledirigido con su zurda a la escuadra de la portería visitante, que fue desviado por el cancerbero en una majestuosa estirada. No quiso descontar apenas nada el señor colegiado y finalizó así el encuentro, con la sensación más amarga posible para el Grujoan.
De justicia es felicitar al Celtic por su espléndida temporada y por su casi cantado liderato, al que sin duda fueron acreedores en el cómputo del año, y por el partido disputado este domingo, donde felicitaron y reconocieron el esfuerzo de los locales, y donde en líneas generales, salvo alguna aislada excepción, demostraron deportividad y nobleza en el juego, no reñida con una necesaria competitividad.
En cuanto a los jóvenes jugadores del Grujoan, sólo se puede felicitar el titánico esfuerzo de todos los jugadores, incluyendo a un paciente Pedro, que también aportó su granito de arena apoyando sin fisuras a sus compañeros desde su posición. Orgullo es lo que inspira ver a un chaval como Domínguez, que lleva en este club desde la categoría de infantiles, jugando lesionado todo el partido, acabando literalmente roto y saliendo del campo casi en camilla sin poder ni siquiera apoyar su pierna derecha en el suelo. Satisfacción produce mirar alrededor y observar tantos jugadores que han dado tanto por este club, como futbolistas en todas las categorías y como entrenadores y delegados actualmente en todo el organigrama del club; chavales patrimonio del Grujoan que ejemplifican su seña de identidad y valores que nunca se deben perder, que hacen de este un club único y diferente al resto. Orgullo produce ver a Manu, que pareciera que llevara en el Guru toda su vida y que es un ejemplo de compañerismo y honradez, con su tobillo hinchado con el que disputó todo el encuentro sin quejarse ni una sola vez. Orgullo y la vez impotencia produce ver un vestuario roto, con lágrimas de rabia, caras rojas por el esfuerzo y sin energías ni para hablar, sin que nadie pueda explicarse por qué ocurrió lo que ocurrió. Porque el fútbol es así, esa es su grandeza y su maldición, y por eso no hay otro deporte como este, y siempre te da otra oportunidad. No está ni mucho menos todo perdido, y desde luego el domingo el Guru no venció el partido, pero se ganó el respeto, que es mucho más importante. Cabeza alta y a seguir.
– “¿Por qué nos caemos? – Para aprender a levantarnos.”