Regional 4 – Minas Oviedo 0
Victoria sin paliativos del Regional de la que sin embargo sale pagando un duro peaje en forma de sanción de su capitán que se perderá el próximo y decisivo encuentro frente al Covadonga.
Jornada dominical en el Luis Oliver donde el Regional regresaba a la competición tras el obligado parón debido a la composición del grupo, en la que el Grujoan recibía a un Minas Oviedo cuyo potencial es mayor del que dicta su posición en la tabla y que acudía con serias intenciones de poner en aprietos al conjunto verdiblanco, contando entre sus filas con algunos viejos conocidos de la hinchada local. Tras unos inicios algo dubitativos donde al Guru le costaba imponer su juego y con una alineación de circunstancias en la que llamaba la atención la presencia de dos juveniles ante el cúmulo de despropósitos que están definiendo la temporada del Regional, los verdiblancos lograron adelantarse en el marcador a los pocos minutos tras un rechace que el francotirador Romario golpeó con el interior de su bota de seda en un disparo sutil pero inapelable que se colaría en la portería visitante ante la mirada impotente del arquero rival. Se pondría pronto el encuentro de cara para los intereses locales, que encontrarían algo más de tranquilidad para hilvanar jugadas desde atrás tratando de sortear el entramado defensivo de un Minas Oviedo que no se vino abajo, contando siempre con la jerarquía del imponente Domínguez en la salida del balón, secundado por la elegancia del exuberante Alex, jugador con mucho potencial y aún en edad juvenil, que ya había debutado con el primer equipo en la primera vuelta con buenas sensaciones. En el eje de la zona ancha de los locales destacaría la aportación del boss y capitán de nuestro Juvenil “A”, el todoterreno Carlos, que ni corto ni perezoso defendió una vez más el escudo del Grujoan con la intensidad y recorrido que le caracteriza, dotando del necesario equilibrio que toda escuadra necesita. No tardaría mucho en llegar el segundo tanto para los locales, en un golpe franco lateral que colgaría un apático Mayo y que el coloso Domínguez, quién si no, se encargaría de remachar con un implacable testarazo marca de la casa que parecía dejar las cosas muy encarriladas para los intereses verdiblancos.
No obstante, cuando el encuentro parecía transcurrir con placidez, llegaría la jugada desafortunada del partido y que marcaría el devenir del mismo y quién sabe si del próximo compromiso liguero. En una combinación sin aparente dificultad, el siempre infalible Domínguez demostró que también es humano y erró un pase entre líneas en la zona ancha propiciando una internada visitante que entrañaba bastante peligro. El capitán del Grujoan tiró de bravura para arreglar el desaguisado que él mismo había provocado, recortó distancias con su grandiosa zancada, logrando llegar a un duelo cuerpo a cuerpo en la frontal de su área en el que desequilibró al atacante rival con su poderío físico, al tiempo que rebañaba el esférico por abajo con limpieza, que saldría despedido por línea de banda. El trencilla decidió entonces erigirse en protagonista de una contienda en la que nunca debe serlo, y ante la mirada atónita de jugadores locales y visitantes señaló libre directo, mostrando una cartulina roja a la que nadie podía dar crédito. No importaba que el cuero hubiera salido despedido en una trayectoria en la que es inverosímil apreciar infracción, no importaba que el concentrado Alex estuviera a escasos metros con la caña preparada para ayudar en las labores defensivas, ni la posición ya cada vez más escorada a la que la cabalgada de Domínguez había obligado a desviarse al atacante visitante, ni siquiera la inmaculada limpieza y tranquilidad que imperaba hasta entonces en el encuentro, existían 20 razones para no mostrar tarjeta roja y sólo una para hacerlo, y el colegiado optó por tomar una decisión inexplicable que condiciona y mucho la batalla que está por venir. Lágrimas de sangre verde se deslizaron por el cobrizo rostro del corazón de este equipo cuando en su mente empezaban a abrirse paso las consecuencias de lo que acababa de ocurrir; lágrimas que a buen seguro serán devueltas gota a gota y multiplicadas por cien con el sudor de cada uno de sus compañeros el próximo sábado en el Álvarez Rabanal.
A partir de entonces el encuentro se encrespó sin motivo previo, y lo que podría haber sido una tarde de buen fútbol se oscureció sin remedio, sin que ni tan siquiera el conjunto visitante pareciera saber cómo afrontar un nuevo escenario con el que no contaban y con el que no aparentaban estar cómodos. Se llegó sin mayores incidencias al intermedio con un Guru que debía ajustar algunas piezas para defender la renta conseguida, pues de nada servía lamentarse por lo que estaba por venir cuando aún restaban 45 minutos en los que era imperativo amarrar lo conseguido.
En el segundo acto el Grujoan concedió muy pocas opciones a su rival, con el líder silencioso Sergio dando su habitual paso adelante como siempre hace cuando las cosas se ponen feas, comandando una línea defensiva en la que no se permitió ni un solo error. El caudillo Mayo daría al fin un necesario paso adelante en su juego, mientras que el director Romario se multiplicaría dominando totalmente el partido con su templanza y su visión de juego, ambos secundados por un excelente y prolífico Dani Serrano que cuajó un encuentro de muchos quilates tanto con el balón en los pies como en el repliegue defensivo. Pero sería sin dudas el eléctrico Miguelín el que se echaría el equipo a los hombros en la segunda mitad, con sus quiebros imposibles de predecir y su desborde galvánico, que volverían literalmente locos a los zagueros visitantes y que con espacios por delante resulta siempre imposible de detener. De sus botas llegaría la sentencia, en una de sus proverbiales cabalgadas con pase de la muerte atrás incluido que el killer A. Ruiz, siempre presto, se encargaría de transformar en una suerte que se ha repetido en varias ocasiones a lo largo de la temporada.
Ya con el marcador estabilizado el Grujoan se dedicó a guardar energías y echar cloroformo al encuentro, ante un Minas que siguió a lo suyo sin perder la compostura ni traspasar los límites del reglamento. A los pocos minutos entraría al terreno de juego el desatado Diego, otro bravo juvenil de la prolífica e inagotable cantera del club, que junto con el serio Luis echarían el cerrojo a las bandas locales, abandonando el campo por precaución el hercúleo A. Ruiz, con algunos problemas físicos y algo enfurecido por algunas decisiones arbitrales. También aportaría su siempre impagable trabajo el sanguinario Gómez, en sustitución del boss Carlos, cuyo concurso ayudó y mucho a los intereses locales en una actuación digna de elogio y agradecimiento.
Transcurriría el resto del encuentro sin mayores incidencias, hasta que en las postrimerías del mismo Mayo fue derribado dentro del área visitante en una acción evitable y cuyo castigo él mismo se encargó de ejecutar con acierto y seguridad, firmando el broche final del partido.
Victoria holgada del Regional en campo propio tras haber pasado por la obligada jornada de descanso y que les permite seguir manteniendo opciones reales en lo que queda de competición. Se jugará sus oportunidades el próximo sábado a las 20:00 horas en el Álvarez Rabanal en un choque que ya sí es una auténtica final para los verdiblancos y en el que sólo vale la victoria, con la ausencia por sanción de su baluarte deportivo y espiritual como es Domínguez, pero con la firme intención de cerrar filas y multiplicar los esfuerzos para sobreponerse a las adversidades y lograr un triunfo que tendría tintes épicos.