Regional 4 – 3 Atlético de Siero
Primera victoria de la temporada para los del Luis Oliver, en un encuentro extraño que pasó por diferentes fases y que se decantó en el tiempo de descuento.
Tras un largo período estival, regresaba el fútbol al Luis Oliver, en los inicios de lo que por fin todos esperamos sea una temporada normal tras los efectos secundarios que la pandemia dejó en todas las competiciones. Y no era una jornada cómoda para nuestros chicos del Regional, que tras una dura derrota en el primer partido de liga afrontaban un choque difícil de encarar con la necesidad de recuperar las sensaciones que tan buenos resultados dieron la temporada pasada. Calendario, lesiones de jugadores importantes, sanciones, una pretemporada lejos de lo ideal…las cosas estaban lejos de marchar sobre raíles, y no fue producto de la casualidad, aunque quizás sí excesivamente dura, la derrota de la primera jornada.
El Guru salió sin embargo bien al encuentro, con ganas e intensidad, gozando de un par de claras ocasiones que quién sabe si hubieran traído la tranquilidad necesaria de haberse resuelto de otro modo. A los pocos minutos, un pase filtrado de un activo Mayo habilitó al elegante Josín para encarar desde el perfil derecho el arco rival, finalizando con un remate que fue a estrellarse en el larguero sin que el atento Germán pudiera remachar el rechace a boca de gol. Poco después sería el mediático A. Ojeda el que pisaría área tras una jugada individual, donde tras intentar infructuosamente un pase de la muerte desde línea de fondo, recogería de nuevo el esférico y ensayaría un disparo peligroso pero con poco ángulo que el cancerbero visitante conseguiría rechazar.
Buenos minutos del cuadro verdiblanco, que parecía tener perfectamente controlado el encuentro. No obstante, en un despeje defectuoso de un confiado Mikel en zona no peligrosa, el cuero se quedaría en poder de uno de los hombres ofensivos del conjunto visitante, que pisaría área y con un sutil toque de zurda colocaría el balón al palo largo anotando el primer gol del partido. Sin casi tiempo para lamentarse de su infortunio, el Grujoan volvió a regalar una bola en campo propio en una salida errónea en la que Josín confió demasiado en el exterior de su bota, propiciando un rápido ataque que terminaría con el segundo de los sierenses. Dos errores, dos latigazos, y el Grujoan sin saber cómo se encontraba con dos goles abajo, con muchos fantasmas enfrente, y con una cuesta muy empinada que escalar.
Y ahora hagamos un inciso y pongámonos en contexto. Del once inicial que el Grujoan sacó este domingo había 6 jugadores de 20 años o menos, otro no pasaba de 21 primaveras y otro más contaba con 22; además, 7 de ellos finalizaron su etapa de juveniles en este club, y de los del banquillo, tan sólo Iván, que además estaba lesionado sin posibilidad de saltar al terreno de juego, no puede ser considerado canterano del Grujoan. Que es fácil llenarse la boca hablando de cantera, pero lo difícil es atreverse a darles la oportunidad y ponerlos en el campo. Y si eso conlleva pecados de juventud, lo asumimos y continuamos bregando, con la cabeza alta y convencidos de nuestra filosofía.
Y si en esta situación lo fácil hubiera sido bajar los brazos, lamentarse de la mala suerte y en definitiva revolcarse en el fango, no fue esto lo que ocurrió este domingo en el Luis Oliver, y esto también es de valorar. Este equipo no está falto de carácter, y si bien a veces cuesta canalizar la energía en la dirección correcta, siempre son mejores los excesos que la ausencia de ganas. Como por ejemplo Carba, el hijo del metal, con unas ganas de comerse el mundo que no le caben en el pecho tras superar su grave lesión de la temporada pasada, que coqueteó con la expulsión en un par de acciones tras haber sido objeto de una dura y deliberada entrada. Saldría a relucir la personalidad del creciente Diego, que poco a poco va cogiendo el pulso a la categoría y mostrando todo aquello que le hizo sobresalir en las categorías inferiores, cuajando sin duda su mejor partido desde que finalizó su etapa en el fútbol base.
Pero sobre todo, este domingo sería el día de Diego Mayo, Don Diego por un día, que se echaría, especialmente hasta el descanso, el equipo completamente a la espalda, ese liderazgo que siempre se le ha pedido porque es muy capaz de ofrecer y que no siempre sabe encauzar. Enrabietado, se multiplicó para aparecer en todas las zonas del campo, para iniciar las jugadas, para orientar a sus compañeros en la presión, y por supuesto, siendo determinante en el ataque. En una acción dividida el incisivo A. Ojeda ganaría la partida a sus defensores para correr con metros por delante, cediendo para que Mayo disfrutase de un mano a mano con el arquero rival, una suerte que no es precisamente su especialidad, y que transformaría con suspense acortando distancias en el marcador.
No quedaría ahí la cosa pues pocos minutos después sería de nuevo el motivado Mayo el que botaría una falta lateral muy cerrada, a esa zona donde los porteros dudan, para que el esférico se paseara por el área pequeña hasta que un furibundo Diego fusilara con saña a la red, anotando el empate en el luminoso. En un abrir y cerrar de ojos el Grujoan había reestablecido la normalidad en el Luis Oliver, con aún un mundo por disputarse.
No obstante, aún restaban emociones antes del intermedio, y ya en el añadido sería de nuevo el omnipresente Mayo el que se zafaría cual anguila de varios defensores, rompiendo líneas imparable hasta habilitar a un despierto Germán dentro del área, que controló de manera magistral hacia adentro para con su diestra sorprender al portero visitante con un toque de maestro que enviaría el balón al palo largo, en un tanto de muchos quilates. Euforia y desahogo por parte de los locales, que en tres latigazos habían dado la vuelta totalmente a la tortilla, para irse al túnel de vestuarios con unas sensaciones totalmente distintas a las que pintaban minutos antes.
Tras la reanudación, no obstante, el Guru no fue capaz de controlar el partido de la manera deseada y de sentenciar el choque hubiera deseado. El equipo no se encuentra en su momento más lúcido y eso se nota cuando hay que llevar las riendas de un encuentro y manejar el tempo de la manera más conveniente. No obstante, cuando las ideas no alcanzan queda tirar de oficio y de ganas, y eso fue lo que hizo el Grujoan, sin permitir que el conjunto visitante se hiciera con el control de la situación ni rondase el área local. El concentrado Portu hizo gala de su experiencia en el dominio de su área y en su juego de pies, mientras que el debutante Santos se mostró seguro en el eje de la zaga, escoltado por un encendido Diego, que no dejaba balón aéreo sin despejar ni cruce que cortar. El talentoso Rulo, tras una de sus lecciones de fútbol habituales, aguantó mientras le duró la gasolina, mientras que el plástico Mikel iba creciendo poco a poco en el partido y haciéndose con el control de su banda, todos ellos siempre respaldados por el pulpo Morán, que absorbe la experiencia cada minuto como si de una esponja se tratase.
Las sustituciones se fueron sucediendo, y los hombres de refresco del conjunto local fueron entrando al terreno de juego. A destacar el concurso del joven Pablo, que tuvo que lidiar con una situación comprometida, en una posición que no es la suya, para completar una media hora muy digna. La pausa de Saúl, el revuelo de Ulises y la magia de Gelín tuvieron sus momentos de peligro, junto con el martillo implacable del belicoso Moha, un incordio constante para las defensas rivales y una mosca cojonera que siempre quieres tener de tu lado.
Así y todo el Grujoan no lograba poner tierra de por medio en el luminoso, y si bien gozó de algunas oportunidades y el rival no parecía inquietar demasiado, flotaba esa sensación de que los locales no terminaban de desplegar todo lo que llevan dentro y de que en cualquier acción tonta el trabajo se podía ir por la borda. Y efectivamente así fue, a falta de escasos cinco minutos para el final, cuando en una falta lejana y sin aparente peligro, un balón bombeado fue peinado dentro del área para acabar en el fondo de la portería local, en otra acción desgraciada que heló completamente los ánimos del Luis Oliver.
Parecía que no tendría ya margen de maniobra el conjunto local, que veía cómo se escapaban dos importantes puntos del templo del fútbol ovetense, en una tarde difícilmente comprensible frente a un rival que no se había mostrado superior en ningún momento. Incluso parecía que el empate sería un mal menor, pues si alguien parecía con fe era el cuadro sierense. Sin embargo, Don Diego Mayo no estaba de acuerdo y aún no había dicho su última palabra. Disputó un balón bombeado en zona de tres cuartos, logrando conducir con ventaja encarando el área rival, siendo objeto de una falta que él mismo se encargaría de ejecutar. Y por fin, después de años buscando este momento, por fin Don Diego Mayo nos demostró en un partido oficial su talento en la ejecución de los golpes francos. Carrera lenta, pausada, atacando el esférico con mimo, rosca sutil pero asesina, trayectoria que pareció eterna, vuelo del portero rival que sólo sirvió para embellecer la estampa del momento, y golazo tremendo, trascendente, por su ejecución y por su significado, que fue celebrado como la ocasión merecía por compañeros y aficionados, y como cabía esperar por parte del protagonista, que esta vez sí lideró a su equipo en todas las facetas como el capitán que es.
No hubo tiempo para más y los tres puntos se quedaron en el Luis Oliver. Importante victoria, especialmente por las circunstancias de la misma y por el calendario asesino que se aproxima. Hay que entender que hay mucho que mejorar, pero desde luego siempre es más sencillo y más gratificante construir desde la victoria. Este equipo se hizo grande desde la humildad y el trabajo de todos sus componentes, y siguiendo esa línea, recuperado poco a poco a los ausentes, poco a poco se volverá a engrasar esa máquina de competir incómoda que nadie quería tener enfrente la temporada pasada.
¡Mucho Guru!